ORA E LABORA

REAL  MONASTERIO DE SANTA MARIA DE VALLBONA

 

         Ocho siglos y medio de continuidad de vida religiosa han transcurrido en este cenobio ubicado en el extremo sur de la comarca de L’Urgell, que con Poblet y Santas Creus forman la trilogía de los grandes monasterios cistercienses de la Cataluña Nueva.

         Su primera abadesa, Oria Ramírez, venía de Navarra con otras tres monjas y se integraron a una comunidad anacoreta documentada desde 1154, que seguía la regla de San Benito: Ora et labora. Gozaron de protección de reyes y nobles, cuyas hijas profesaron en el monasterio por siglos.

         Las edificaciones monásticas se organizan en torno del claustro, iniciado románico y terminado gótico. La iglesia abacial tiene planta de cruz latina de una sola nave y tres ábsides de cabecera, austera pero armónica. Bajo las losas del transepto reposan los restos de las abadesas, cuyas lápidas sepulcrales las identifican. Un sarcófago al costado derecho del presbiterio contiene los restos de Violant de Hungría, esposa del rey Jaume I, y enfrente, los de su hija Sancha.

         La vida monástica comenzaba con el llamado a Maitines, a eso de las 6 de la mañana, y el conjunto monjil acudía a la iglesia para iniciar el día orando; luego se repartían las labores cotidianas y la oración a lo largo de la jornada, que concluía en las Completas, pasadas las 9 de la noche, rutina que siguen hasta hoy las nueve monjas que integran la comunidad. Las campanas tañen a Eucaristía y algunas, ya ancianas, acuden al mismo rito que Oria de Ramírez convocaba hace 850 años.

 

ESTEBAN YAÑEZ– ©2014.

Esta obra está bajo una licencia Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 .

 

Deja un comentario