Licenciado en Artes Plásticas en la facultad de Artes de la Universidad de Chile, comparte su tiempo entre la producción de su Obra y el ejercicio docente de diversos talleres en dibujo y pintura .
El Paisaje
Se pinta el paisaje, para inventarse un lugar desde el cual hablar de la pintura. (Siempre pareciera ser este, el desierto). Se piensa en autorretratarse, para inventarse a sí mismo. Para generar por carencia, la imagen propia. Autorretrato como representación del cuerpo del pintor. Paisaje como invención del pintor respecto del territorio. Territorio y cuerpo entonces han de ser leídos desde la marca autógrafa de la pintura sobre este otro territorio que comienza y termina en los límites del formato. Cuerpo territorio y tela, son entonces soportes intercambiables sobre los cuales el gesto ejerce su marca.
Son aquellos la marca misma
Retina entonces de tierra imprimada y en carne viva. Carne de pintor a saber. Hábil pase de manos para poner los pies en polvo-rosa para ganar distancia y presenciar desde un lugar seguro la puesta en escena de ese cuerpo fragmentado y marcado a tierra que imprime su impronta sobre la mortaja previamente preparada. Sudor de carne, tierra, blanco y gelatina sin sabor, para hacer de esa mortaja, el territorio propicio a los recorridos que hacen visibles las marcas todas. Se piensa entonces el paisaje ante la carencia de un lugar desde el cual hablar de la pintura con propiedad; propiedad entendida como pertinencia-pertenencia. Se inventa este sitio desde la ilusión y construimos luego la forma de habitarlo. Trazamos los caminos, demarcamos recorridos, señalizamos los límites a través de, y dentro de los cuales se ha de llevar a cabo la conquista, la evangelización/urbanización de este enorme sitio eriazo que tenemos ante los ojos. Pensemos en urbanizar como en redimir. Se urbaniza para poner orden y hacer habitable un territorio. Se redime para poner orden y hacer viables las almas. Empresas ambas que pasan por la consagración de un cuerpo como soporte metafórico. Se pinta como urbanizando; como redimiendo, para devolver el alma al cuerpo. Así, pintura de cuerpo presente; ritual de sacrificio. Sfumatto litúrgico para esta Pietá que desde sus brazos nos muestra los signos que señalan desde el desierto a la gracia.
C. Oliva V.
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